21 septiembre 2006

LOS ANILLOS

La vida entre Lola y yo transcurría sin más altibajos que el no poder mostrarnos tal y como éramos de una forma pública. Y el miedo era mucho. Hay que entender lo complicado de ser mujer en aquellos años y más aún ser lesbiana, sentirte como tal y querer a alguien.

Yo seguía manteniendo mi piso simplemente por una cuestión de aparentar, porque no podía irme de forma clara a vivir con Lola. Mientras tanto nuestra relación se afianzaba y cada vez nos necesitábamos más la una a la otra. De vez en cuando volvíamos a retomar lo de irnos a alguna otra parte pero creo que a las dos nos daba algo de miedo esa decisión, no por inconsistencia de nuestros sentimientos que cada día estaban más claros y seguros, si no porque era dejar todo, absolutamente todo atrás empezando desde cero. Y eso siempre da miedo.

Recuerdo en concreto una noche después de cenar. Yo no me encontraba muy bien (tenía la regla) y el día había sido bastante complicado por eso. Lola me colmaba de atenciones y delicadezas en esos días y prácticamente me trataba como a una verdadera princesa de cuento. Salió el tema de irnos (lo inicié yo porque era algo que cada vez me preocupaba más: quería vivir con ella, compartir todas esas pequeñas cosas que hacen importante la vida). Lola me contó algo que yo ya intuía: de qué íbamos a vivir si las dos perdíamos nuestros trabajos?. Estuvimos pensando en soluciones que fueran factibles, pero no era fácil y no podíamos ni debíamos precipitarnos ya que el tema económico, y lo sabíamos, siempre termina por quebrantar una relación.

Días después se aproximaba su cumpleaños, el primero que íbamos a pasar juntas y yo quería algo muy especial. Trabajábamos las dos por lo que la celebración sería a la hora de cenar. Calibramos salir a cenar pero la verdad es que ya estábamos en plan ahorrativo para cuando nos fuéramos, aparte que el salir implicaba "guardar las formas", y eso precisamente era lo último que las dos queríamos, al menos ese día. Yo no sabía cocinar muy bien por lo que decidimos, después de un tira y afloja llenas de risas que Lola haría algo y que yo me ocuparía de los postres... la verdad es que creo que las dos pensábamos en "el postre", y no quisiera ser grosera al decir ésto, pero lo cierto es que gustosamente me habría quedado sin cenar.

Lo que sentía por Lola se iba acrecentando día a día y temí que en uno de ellos no me cupiera dentro. La amaba tanto que hubiera dado cualquier cosa por verla siempre sonreir como lo hacía entonces, incluso la vida. No pudo ser, no pude cambiarme por ella años después pero no quiero ponerme triste ahora.

Cuando llegué a casa eran más de las ocho de la tarde. Lola hacía rato que estaba. Nos besamos, abrazamos... y la cena tuvo que aplazarse hasta casi las once, menos mal que ella era previsora y ya tenía algunas cosas medio preparadas. Yo por miedo a fracasar le había comprado una enorme tarta que estuvimos comiendo tres días, toda de chocolate como a ella le gustaba. Después de la cena y la tarta, nos sentamos a saborear un riquísimo champán (entonces aún se llamaba champán), yo hice como que tenía que ir un momento al baño y volví con un pequeño envoltorio que le alargué. Hizo un precioso gesto como de enfado, de "no podemos" pero estaba encantada, y yo inmensamente feliz al mirarla. Lo abrió con prisas y nerviosa, por lo que me reí... recibí una palmada de protesta y yo la besé.

Esa noche, esa escena, ella, son imborrables en mi mente como lo fueron en la de Lola. Cada año después de entonces, ese mismo día por la mañana, antes de marchar al trabajo (madrugaba más que yo) aparecía su alianza sobre mi mesita de noche. Yo entonces me quitaba la mía, las introducía en la misma cajita, la envolvía y por la noche, como un precioso y mágico ritual repetíamos el yo dársela, ella abrirla, y ponernos mútuamente los anillos diciéndonos muy bajito y mirándonos a los ojos: te quiero.

Es algo que aún sigo haciendo porque sé que ella está conmigo.


3 comentarios:

  1. Hola, :o) desde que te leo, entiendo que Lola tiene un hijo, supongo que de antes de conocerte..o estoy mal en mi pensar.
    Te seguimos leyendo...

    ResponderEliminar
  2. Sí tenía un hijo de antes. Un hijo que lo fue de las dos y que ahora siente adoración por ella.

    ResponderEliminar
  3. Precioso... sonrió embargada de emoción.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar