21 julio 2006

DE NIÑA

No sé muy bien por dónde empezar a contar cosas porque no todo tiene un principio claro en la vida. Los hechos no suelen suceder delimitados por barreras que digan "aquí comenzó o aquí termina". No es tan sencillo.De pequeña sólo sabía, sin darle más importancia, que prefería estar con amiguitas que con niños, pero visto con el prisma de entonces eso incluso era algo normal en el ambiente: las mujeres con las mujeres y los hombres con los hombres.

Del tiempo de la guerra civil apenas guardo nada, salvo lo que se ha añadido como recuerdo incorporado por los comentarios en casa. Mis padres tuvieron dos hijas, mi hermana y yo. Hermana que por cierto aún vive y de la que llevo años sin saber nada más que lo que consigo averiguar por conocidos comunes. Nunca aceptó que fuera lesbiana. Como me dijo una vez a la cara: había deshonrado a la familia. Siempre ha sido persona de grandilocuencias, y ese día en concreto se esmeró mucho en dejar las cosas claras. Luego ni el paso de los años, ni siquiera estar casi en el último tramo de nuestra vida han hecho que cambiara su actitud conmigo. Supongo que el día que yo muera ni siquiera vendrá a mi entierro, aunque eso como es lógico no me preocupa demasiado. Creo que entonces no me afectará ya nada.

Fui una niña feliz, sin demasiadas cosas pero feliz. En mi casa había amor pero sin empalagos ni ñoñerías. Mi padre, trabajador honesto y cabal siempre procuró que no le faltara lo imprescindible a su familia, y cuando digo lo imprescindible quiero decir lo justo, porque por aquel entonces no había grandes alardes económicos. Las diferencias sociales estaban muy claras: quien tenía dinero vivía con gran lujo y ostentación; quien apenas subsistía no es que no llegara a fin de mes, es que ni sabía lo que era el día uno.

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