24 agosto 2006

EL PUEBLO

Hacía años que faltaba del pueblo pero aún recordaba la crudeza de sus inviernos. Aún así la memoria suele flaquear y cuando la realidad llega es siempre superior a lo que quedaba en la memoria. El frío empezó pronto, como ocurría siempre en zonas cercanas a las serranías, y la nieve hizo pronta aparición. Madre seguía mejorando pero muy poco a poco y estaba claro que nunca volvería a ser la mujer fuerte y recia que había sido. Mi padre envejecía a pasos agigantados, doblándosele la espalda cuando creía que nadie le miraba y haciéndose cansino el paso. Cierto es que llegué a pensar que mi sino era estar en aquel lugar para siempre pero nunca hay que perder la esperanza. Y no es que cuidar de mi madre me supusiese ningún esfuerzo, no era eso, pero sí me daba cuenta a veces que entre unas cosas y otras estaba dejando atrás mi juventud que ya no era tanta. De todos modos no me arrepiento de la decisión que tomé y lo volvería a hacer si pudiera.

La vida en el pueblo no era fácil pero tampoco demasiado complicada si se disponían de medios para vivir más o menos holgadamente. Mi padre disponía de algunas tierras, no muchas, y los jornaleros que contrataba hacían el resto. No era una posición demasiado holgada pero sí lo suficiente para vivir sin apreturas. Lo peor para mí al menos eran las noches, cuando ya terminados todos los quehaceres y pensaba en un futuro que no conseguía ver claro. Pero en el convento me habían enseñado que nada podemos hacer para cambiar nuestro destino, y eso era algo que tenía asumido.

Estando ya un tiempo en la casa paterna una de mis primas, la que más se aproximaba a mi edad y con quien siempre había tenido buen trato, me contó que la vergüenza de mis padres cuando mi salida de las monjas fue debida precisamente a eso. Quedé muy sorprendida pero no dije nada. Siempre había pensado que ese "deshonor" fue por lo sucedido con Ángela pero al parecer las monjas decidieron echar tierra sobre todo aquéllo y no dejar que trascendiera a un ambiente más público, por lo que nadie en el pueblo sabía nada. Me sentí aliviada al conocer eso.

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